No es lo que vendes… es cómo lo vendes

Publicado el 18 de abril de 2025, 19:27

En el sector de la hostelería, muchos equipos se centran en ofrecer un buen producto, cuidar la cocina y dar un servicio correcto. Pero hay un punto clave que sigue marcando la diferencia en la rentabilidad de un negocio: la forma en la que se vende.

 

Y es que no se trata solo de tomar comandas, sino de aprender a vender de forma profesional y natural.

 

 

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La diferencia entre tomar nota y vender

 

El cliente se sienta a la mesa, el camarero llega, saca la libreta (o la PDA), y pregunta:

“¿Qué van a tomar?”

Este gesto tan habitual es funcional, pero no genera valor. No aporta ni al cliente ni al negocio.

 

Ahora cambia ese enfoque por este otro:

“¿Les apetece empezar con algo al centro? Tenemos una ensalada templada que está saliendo mucho hoy.”

“¿Otra cañita mientras esperan el principal?”

“¿El café lo servimos después del postre o lo marcho ya?”

 

La diferencia es clara: el segundo enfoque no pregunta, sugiere, y lo hace de forma amable, profesional y estratégica.

Ese es el poder de una venta inteligente.

 

Frases que venden (sin presionar)

 

Las mejores ventas no son las que se fuerzan, sino las que se integran en el servicio con naturalidad. Aquí van algunos ejemplos de frases que, bien utilizadas, pueden aumentar el ticket medio:

 

“¿Le traigo otra copa mientras eligen el postre?”

 

“¿Ponemos algo al centro para compartir?”

 

“Este plato combina muy bien con nuestro vino por copas. ¿Les apetece probarlo?”

 

 

Estas sugerencias, cuando forman parte de la cultura del servicio, convierten al equipo de sala en vendedores de experiencias, no en simples tomadores de nota.

 

 

Formar al personal es invertir en rentabilidad

 

Muchos negocios intentan subir su facturación cambiando la carta, subiendo precios o incorporando más referencias.

Pero una de las formas más efectivas (y rápidas) de mejorar resultados es formar al equipo en técnicas de venta en sala.

 

Porque un camarero bien formado:

 

Sabe leer la mesa y adaptar el discurso.

 

Sugiere sin parecer insistente.

 

Aumenta el ticket medio sin generar fricción.

 

Mejora la experiencia del cliente.

 

 

Y cuando eso ocurre, todos ganan: el cliente disfruta más, el personal se motiva al ver resultados y el negocio crece.

 

¿Tu equipo solo pasa comandas o realmente sabe vender?

 

Este es el momento de hacerse la pregunta clave:

¿Tienes un equipo que propone, recomienda y vende… o simplemente apunta lo que le dicen?

 

En El Gastroasesor llevamos años formando a equipos de sala para convertirlos en un activo real para el negocio. Porque la rentabilidad no solo se cocina… también se sirve.

 

 

 

¿Quieres que tu personal aprenda a vender sin vender?

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